domingo, septiembre 10

.sorín or sorin

Todavía no me queda claro si el apellido del director argentino lleva tilde o no. Cuando lo mencionan obedece a la regla de las palabras agudas terminadas en "n", sin embargo en los créditos aparece así: 'carlos sorin', sin tilde. ¿Funciona acaso como un acento diacrítico al revés?
Sea Sorín o Sorin, sus películas son de las más interesantes que he visto en Buenos Aires. Es porteño de nacimiento pero tiene un especial interés en la Patagonia, de ahí que Historias mínimas (2002) y El perro (2004) se desarrollen en pueblos aislados del sur de la Argentina (Después de verlas ubiqué los pueblos en un mapa del país y me dije -anda pa'l carajo, eso sí está bien lejos-).
En pocos días se va estrenar a nivel nacional su última producción El camino de San Diego (2006) que, al contrario de las anteriores, no está ambientada en la Patagonia sino en Misiones (Nuevamente busqué el mapa y me asombré al darme cuenta que Sorin había cambiado de rumbo yendo esta vez hacia el norte, frontera con el Brasil).
En los avances de El camino de San Diego uno se percata que el paisaje ha cambiado drásticamente: esos vastísimos cielos de nubes multiformes fueron reemplazados por una densa selva que apenas permite ver más allá de la copa de los árboles. Las arrastradas "erres" fueron reemplazadas por un acanto más fresco e incluso con pinceladas de portuñol. Ya no había polvo, azul, tierra y carreteras interminables y rectas; había gente, verde y más verde.
¿Constantes? El mate y el tipo de historia. El director nuevamente ubica la cámara al nivel del personaje para rescatar historias íntimas, mínimas y muchas veces insignificantes que desembocan en finales abiertos, lo que nos conduce a anticipar que las vidas de los personajes de El camino de San Diego seguirán su rumbo casi inalteradas.
Mi expectativa ante la nueva película crece aún más por el deseo de confirmar la forma en la que trabaja Sorin. Tanto en Historias mínimas como en El perro, el director respeta una filosofía de producción que trae consigo resultados exitosos, tanto en materia de costos como en número de galardones y reconocimientos internacionales. Habrá que esperar el estreno de su última película para corroborar dicha filosofía. Mientras tanto, he aquí un resumen:

- Trabajo con no-actores (los protagonistas son gente común y corriente que proviene de todos los rincones de la república)
- Equipo de producción mínimo (aprox. 13 personas)
- Filmación que respeta el orden cronológico de las escenas (aunque esto represente un dolor de cabeza para el equipo de producción y resulte menos práctico)
- Cámara en mano
- Uso de cámaras de 16mm pequeñas y livianas (no recuerdo el modelo)
- Uso de dos cámaras de manera simultánea para captar los momentos y gestos que son irrepetibles (recordemos que los actores no son profesionales)

Otras películas del mismo director: William Fante (anunciada), 18-J (2004), Eterna sonrisa de New Jersey (inédita, 1989), La película del rey (1986).

3 comentarios:

Sop dijo...

mmmm... sorín, para mi es sonrín, sí, con el acento. acento que viene del mismo centro del corazón de este porteño.
Bom bon, El Perro, es una delicia.
La recomendación: verla cuando se cargue una nostalgia en el alma. Así, está casi asegurada la intimidad y la sensibilidad que esta peli descarga.
En estos días, la sencillez no es fácil de hallar, y quién diría, menos fácil de sentir.
Ese es un puntazo para sorín!!!

Sophya

Kickapú dijo...

Habrá que verlo. Buscaré las películas por acá. Hoy comenzó el curso de Borges acá y pensé mucho en Ustedes allá.

Kickapú dijo...

Habrá que verlo. Buscaré las películas por acá. Hoy comenzó el curso de Borges acá y pensé mucho en Ustedes allá.