martes, octubre 31

.pictures i

Esta es una selección aleatoria de fotos del viaje que hicimos durante tres semanas por el sur de la Argentina y Chile. No sé exactamente por qué las escogí; tal vez cuenten anécdotas interesantes (al menos lo son para mí):




















Foto 1. Museo en Río Gallegos.
Viajamos más de treinta horas desde Bariloche a Río Gallegos. Allí debíamos tomar el siguiente autobús para Ushuaia, Tierra de Fuego. Al llegar a la terminal nos informaron que el próximo turno salía el lunes a las 8am. Era viernes por la noche.
No tuvimos otra opción que quedarnos en este pueblo donde sopla el viento constantemente y de tal forma que muchas veces no podía avanzar tres pasos sin que retrocediera dos. La noche del domingo, por ejemplo, nos quedamos sin electricidad. ¡Tal había sido la fuerza de los vientos que soplan desde la Antártida!
Lo más divertido de nuestra estadía en R.G. fue la visita al museo cuyo nombre no recuerdo ahora mismo. Jugamos en la sala de física y mecánica con espejos, péndulos, poleas, etc. En la foto parece que estoy flotando. ¡Qué divertido!















Foto 2. Esperando al ferry que cruza el Estrecho de Magallanes (tierra chilena).

El trayecto de Río Gallegos a Ushuaia dura aproximadamente doce horas. Si se fijan en el mapa, la distancia no es tanta como la espera en cuatro puntos de migración (salida argentina, entrada chilena, salida chilena y entrada argentina) que significó cuatro sellos en el pasaporte, chequeo de equipaje en máquinas de rayos-x y la confiscación de mis manzanas en el lado chileno.
¿Hace falta que les describa cómo sopla el viento en el Estrecho? La foto lo dice todo. El Pacífico y el Atlántico se unen en este punto; el desnivel de las aguas de los dos océanos sumado al oleaje causado por el viento complican enormemente la navegación. ¿Cómo rayos hicieron Magallanes y su gente?

sábado, octubre 28

.pale rose humahuaca

Ayer llegamos a Humahuaca (2900 msnm), uno de los pueblos de la provincia de Jujuy- que por cierto es la más pequeña y pobre de la Argentina. Fueron veinte horas desde Buenos Aires en uno de esos coche-cama que tanto vamos a extrañar de ahora en adelante (o al menos hasta que lleguemos a Quito, destino final de esta aventura sudamericana).
Llegamos a Jujuy y todo cambió: el paisaje, el clima, la dinámica en la estación de autobuses, el trato, las personas. Si a los jujeños no los delatara la particular forma argentina de pronunciar la "ll" y la "y", creeríamos haber cruzado la frontera hacia Bolivia, Perú o Ecuador. Si los restaurantes no anunciaran parrilla y empanadas junto con la cazuela de llama, las humitas y los tamales...
Las calles de Humahuaca están todas empedradas, son estrechas y relativamente limpias. La mayoría de las casas son de una planta y guardan el mismo estilo en su exterior: paredes de color rosa, naranja o terracota pálidos, tejados de barro, puertas dobles de madera y ventanas cuadradas. Las montañas que rodean al pueblo son rojizas. La vegetación se limita a uno que otro sauce polvoriento, álamos y cactus enormes. Imaginen el contraste entre el saturado azul del cielo y esta Humahuaca desteñida (como para una acuarela):

lunes, octubre 16

.puerto montt

Esta canción no me ha dejado en paz desde que llegamos a Chile. Les pongo la letra para ver si me curo de una vez por todas porque ya me está volviendo loca:

Sentado frente al mar / mil besos yo le di
después le dije adiós / todo termina aquí
y ella me dijo así:
Abrázame y verás / que el mundo es de los dos
salgamos a correr / busquemos el ayer
que nos hizo feliz.
Puerto Montt / Puerto Montt
me alejé de ti / sin saber por qué
y yo la dejé / sola frente al mar
bajo el cielo azul / de Puerto Montt
Mil violines en su voz / susurraron un adiós
y un amor que se quedó / perdido frente al mar
y el viento lo llevó.
Silencio sin piedad / encontraré al volver
mas en la soledad / su voz me gritará
no no te vayas de mí.

sábado, octubre 7

.the end of the world

Salimos de Bariloche rumbo a la Patagonia austral. Nos embarcamos en un coche semi-cama a las 15h15 del viernes y llegamos a Río Gallegos a las 19h00 del sábado. ¡Vaya viaje que nos pegamos! 28 horas en un autobús de dos pisos contemplando siempre el mismo paisaje: un cielo celeste pálido, en algunos tramos un mar tranquilo entre gris y verduzco, una planicie que se extiende más allá de lo imaginable: siempre seca, siempre sepia. Pocos autos, poca gente.
Cuando llegamos al destino final nos enteramos que el próximo autobús para Ushuaia sale el lunes. No tuvimos otra opción que irnos a un hotel. Aquí estamos ahora (Hotel Bonifacio en Rivadavia 457 en Río Gallegos) esperando que pasen las horas para lanzarnos doce horas más de viaje y cuatro controles migratorios hasta Ushuaia, la ciudad más austral del mundo. Allá nos quedaremos dos días visitando el Parque Nacional Tierra de Fuego y, si tenemos suerte, iremos a una cabaña en trineos halados por esos perros de ojos azules (¿Cómo se llaman? ¿Huskies?).
Después de pasar un par de días en el fin del mundo nos gustaría visitar el Glaciar Perito Moreno. Creo que no nos alcanzará el tiempo porque el viernes 13 salimos en un barco desde el chileno Puerto Natales hasta el también chileno Puerto Montt (¿alguien recuerda a Los Iracundos?).
Mañana subo fotos de Bariloche, que por cierto es uno de los lugares más hermosos que he visitado.

lunes, octubre 2

.siga la vaca, queda el chuchaqui

Lunes. Después de cinco semanas en esta ciudad, Buenos Aires nos despide con lluvia. Los semáforos en Recoleta han dejado de funcionar y la gente llega más tarde a los trabajos. De repente, la ciudad se desacelera y me alegro porque todavía siento que las baldosas bailan debajo de mis pies. Anoche salimos con Viviana a un restaurante en Puerto Madero: "Siga la vaca". Por doce dólares cada comensal puede comer toda la ensalada y todos los tipos de corte de carne que entren en el estómago. Además, recibe una botella de agua y otra de vino más una amplia variedad de postres.
Empezamos la cena a las 22h00. Me di gusto con las mollejas y Jorge, con el bife de chorizo y el vacío. Viviana comió poco y no tomó casi nada. Entre Jorge y yo nos bajamos tres de Malbec y a la salida, el taxista hizo lo propio con nosotros porque al parecer hacíamos mucho escándalo. No recuerdo muy bien cómo llegué a casa, sólo recuerdo que hablamos del amor, las reivindicaciones sociales y "el proyecto".
Esta mañana amanecí con uno de esos chuchaquis que me hizo prometer no volver a tocar una botella de vino nunca más. Espero, al menos, que el malestar me ayude a dormir gran parte del camino hasta Bariloche. Por lo pronto, tengo que confesar que la mezcla de alcohol en la sangre, el pavimento mojado con el cielo gris y los nervios (la dueña de casa está por llegar y ojalá no se percate del pequeño daño que sufrió una de sus mesas)me ha puesto un tanto melancólica. Creo que voy a extrañar las salidas diarias al supermercado y la parada obligatoria en el club de video, las funciones en el Village después de almuerzo, el Malbec, la pasta, las largas caminatas por Corrientes y Santa Fe, el café con medialunas, Recoleta.

domingo, octubre 1

.vía bariloche

Mañana nos vamos para San Carlos de Bariloche. Salimos a las 14h00 de la estación de Retiro en un coche cama y llegaremos a las 10h00 del martes. Nunca hemos viajado en este tipo de buses- asientos de cuero, almohada, frazada, azafata, baño, televisión y tres comidas con entrada fría. ¿Lo mejor? El precio. Cuarenta dólares. Llevamos libros para el camino: Adán Buenosayres de Leopoldo Marechal, Los perros del paraíso de Abel Posse, Borges: Vida y literatura de Alejandro Vaccaro, La eneida de Virgilio, poesía de Garcilaso, de Celan y varias revistas de crucigramas. Esta vez viajamos sin computadoras ni música.

Argen Marie nos recomendó disfrutar de la buena comida del sur del país: chocolates, ciervo y jabalí, embutidos y cerveza artesanal. Además, dijo que visitáramos la Isla Victoria y el Bosque de arrayanes, San Martín de los Andes y el Circuito de los siete lagos, El Bolsón y el Cerro Catedral. Lo vamos a hacer. Ya nos metimos en uno de esos tours que te recogen en la estación de autobuses, te llevan al hotel, te dejan descansar unas horas para luego subirte en una minivan llena de turistas sonrientes. Solo espero que no nos pongan un sticker con el nombre y el país de origen en la camisa y que hagamos dinámicas de grupo para sentirnos más cómodos y en familia.

Estaremos en Bariloche hasta el 6 de octubre. Luego tenemos pensado avanzar hasta Tierra de Fuego, hasta Ushuaia (que se pronuncia "usuaia", como si no tuviera "h") por la Ruta 40, pasando por El Chaltén y Calafate- donde se encuentra el famoso Perito Moreno. Ojalá podamos hacerlo porque según estuve investigando, no hay buses que hagan esa ruta de manera regular. Las carreteras no están en buenas condiciones y tampoco hay mucho que ver. El estatus de este plan es: "ahí veremos".

Por lo pronto, prometo tomar fotos y subirlas al blog en cuanto pueda. Tengan paciencia, ya compartiremos la experiencia.